Para hacerte saber
- Evi Arguijo - Bardales
- 13 ene
- 2 Min. de lectura
Un año ha pasado, un sabático impuesto y vuelvo a escribir, porque es mejor pronunciarse cuando lo que vamos a decir puede ser tan edificante como el silencio.
Un escrito resuena en mi mente este inicio de 2025, “y te acordaras de todo el camino por donde te he traído… para afligirte, para probarte, para hacerte saber, para a la postre hacerte bien.” Estas fueron las palabras de un viejo líder de conquistas al pueblo que esta por disfrutar de aquella tierra prometida por la que tanto esperaron. Cualquier parecido con mi realidad, no es mera coincidencia.

Hace unos días contaba al menos 9 mudanzas en nuestro 21 años de vida como familia, Los B-A. Me parecía en mi mente que era ya el tiempo para poder asentarnos y echar raíces. Ha repetir tanto estas palabras en 2022. Estábamos, por ímpetu mio, a punto de finalizar papeles por nuestra primer casa propia. Ya había empezado yo a mover herramientas, limpiar y demás. Cuando llego una carta diciendo que debíamos dejar el país lo mas pronto posible porque nuestra residencia como pastores no había sido aprobada. Todo se torno nublado y el dolor era bastante intenso.
Así que en vez de mover cajas para mudarnos a nuestra primera casa, se llevaron todo a un garage de alguien de la familia de fe. No había ni tiempo, ni fuerzas para checar que empacábamos , que dejábamos , que llevábamos. Nuevamente nos quedábamos con una maleta en mano. Esta vez éramos 6, ahora había que replantear la vida, el hospedaje, los ingresos familiares. Había que dejar todo atrás: libros, instrumentos musicales, juegos, camas, moldes de cocina, amigos, idioma, iglesia.
Lo que parecía bastante temporal; “deben pasar 12 meses afuera para reiniciar un nuevo proceso de residencia” se esta tornando en una larga prueba. No la llamo así por el dolor. Por supuesto nuestros planes, compromisos, proyecciones fueron hechos pedazos. Sino por lo que ha sido un tiempo de probarnos, mostrarnos lo que hay en el corazón. Un tiempo para hacernos saber que, no solo de dólares (bueno el libro dice pan) vivimos, un recordatorio de que nada de lo que hacemos ha sido por nuestras propias fuerzas o capacidades.
Y así , volvemos a comenzar un poco mas conscientes de que solo fue su gracia. Ni el poder o fuerza de nuestra mano nos ha traído riqueza, sino que es Jehovah quien confirma sus pactos. En Su nombre y por la Fe, aquí estamos.
Comentarios